Quizás te has planteado varias veces cuándo necesitas un psicólogo o cómo saber si necesitas un psicólogo, si puede ayudarte o si es la mejor opción para ti. Si te pasan algunas de las siguientes situaciones puede ser el momento para iniciar el proceso de terapia.
Has dejado de hacer cosas que antes te hacían sentir bien o ya no disfrutas al hacerlas.
Si echas la vista atrás, ¿cuántos hobbies has dejado de llevar a cabo? El gimnasio, salir a correr, leer, ir al cine, hacer senderismo, salir de fiesta o simplemente tomar un café en una terraza. Esas pequeñas cosas y actividades que antes eran reforzantes para ti han quedado en el pasado, o si aún las mantienes ya no disfrutas al llevarlas a cabo.
Todas estas cosas le dan su pequeña dosis de Dopamina al cerebro, te mantienen activo y son reforzantes. Pero cuando nos encontramos mal, siempre son las primeras en caer, no dejamos las obligaciones, si no que dejamos aquello que nos gusta y que tanto necesitamos.
Te sientes desbordado y crees que eres incapaz de superar las dificultades por las que estas pasando.
Muchas veces pasamos por dificultades en nuestro día a día, en el trabajo, con la familia o amigos y no sabemos muy bien cómo responder a ellas. Quizás estamos probando con aquellas cosas que otras veces han funcionado, pero ahora no y nos cuesta adaptar nuestra respuesta.
Sientes emociones desagradables la mayoría del tiempo y no sabes por qué. Tus emociones cambian constantemente y se sienten como una montaña rusa.
Como hemos respondido y entendido nuestras emociones en el pasado nos lleva a cómo se comportan en estos momentos. Muchas veces hemos dejado tanto tiempo de escucharlas que ya no sabemos porque aparecen o con que están relacionadas, sintiéndonos desbordados por ellas.
Tus conductas ya no se dirigen a conseguir lo que para ti es importante, si no a evitar aquello que no te gusta.
Cuando han aparecido situaciones, emociones o pensamientos que no nos gustan hemos empezado a poner en práctica comportamientos para que desaparezcan, para estar tranquilos. Pero no solo no nos están funcionando, si no que estamos pagando un alto precio por ello, hemos dejado de dedicarle ese tiempo a lo que nos gusta o lo que es importante.
Las relaciones con tus amigos y familiares han empeorado o ya no existen.
Al principio, las personas se muestran implicadas y preocupadas por aquel amigo o familiar que lo está pasando mal, pero con el paso del tiempo empiezan a “cansarse” de esa situación y cada vez están más alejados.
También puede pasar que, en relación con lo anterior, hayamos dejado de quedar o hacer planes con amigos porque estamos absortos en eliminar (o en hacer caso) aquello que no nos gusta.
Tienes varios síntomas físicos (dolores de cabeza, insomnio, malestar abdominal, reacciones cutáneas…) a los que no terminas de encontrar explicación.
Cuando hemos pasado mucho tiempo sin hacer caso a lo que nos pasa, sin dar cabida a nuestras emociones, empiezan a encontrar otras maneras de comunicar como nos encontramos. Esos nervios, preocupaciones, tristeza…se manifiestan mediante el cuerpo en un intento más de transmitirnos que hay algo que no está bien.
Te sientes preparado para trabajar en ello, aunque no siempre sea fácil.
Cuando te planteas cuándo acudir al psicólogo quizás esta sea la más importante, sabes que el camino no es sencillo, da miedo, vértigo. Pero aun así estas dispuesto a empezar a trabajar en ello para cambiar lo que no te gusta y acercarte a aquello que te hace sentir bien.
Lorena Ramón
Psicología en Almería