Muchas veces pensamos que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un problema con la comida, pero ¿son solo eso?
¿Cuáles son los tipos más comunes de TCA?
Vamos a empezar haciendo una comparativa rápida de los tres principales tipos de TCA:
Es habitual que una misma persona, a lo largo de su vida, cumpla los criterios para los diferentes subtipos (transición diagnóstica), siguiendo este razonamiento la única distención es el balance energético entre lo que se come y lo que se gasta, o compensa.
Entonces es fácil pensar que si que es un problema con la comida ¿no?, come más, come menos, come mejor, come más equilibrado, haz más deporte, haz menos deporte…
Cuando una persona intenta recuperarse de un TCA entra en un proceso de dietas, nutricionistas, búsquedas y más búsquedas en internet, seguir cuentas en redes… todo para encontrar la mejor manera de volver a tener una buena relación con la comida.
Pero pronto se dan cuenta de que no termina de funcionar del todo, siempre hay algo que les hace volver a esta situación.
¿Qué más hay detrás de un TCA?
Según Fairburn existen unos componentes nucleares que se encuentran en la mayoría de los trastornos alimentarios:
- Perfeccionismo rígido. Desde la infancia se ha inculcado la responsabilidad y el hacer las cosas bien. Las personas de su alrededor esperan que sean personas que destaquen y dan por hecho los logros (académicos y personales) que consiguen, de manera que no le dan importancia. Fallar o equivocarse esta visto como algo horrible y que no se puede permitir. Con una alta autoexigencia que nos hace pensar que los demás solo nos van a valorar si somos perfectas.
- Baja autoestima. En relación con lo anterior, no hay refuerzos ni palabras de ánimo cuando se hace algo bien y solo se remarcan los errores. De manera que la persona crece en un ambiente que no le hace sentir bien consigo misma.
- Intolerancia a las emociones. En la infancia no se ha permitido la expresión de emociones de manera intensa o se han invalidado, de manera que en la adultez no sabe gestionarlas, y en muchos casos, tampoco identificarlas.
- Dificultades interpersonales. Con la mezcla de todo lo anterior presente es fácil que las relaciones sociales sean algo complejo.
Todo esto es solo una pincelada de lo que se esconde detrás de los problema de la conducta alimentaria, no se pueden reducir solo a la comida y no solo se tiene que trabajar en eso.
Lorena Ramón
Psicóloga Clínica en Almería